Pensamiento Económico, más allá de los “diseños inteligentes”
- Sentidos Económicos
- 1 oct 2020
- 2 Min. de lectura
Con la coyuntura actual se puede evidencia como la atención de toda a agenda pública está centrada en el personal de salud y aun más específicamente en los epidemiólogos por su constante búsqueda de la tan anhelada vacuna.

Sin embargo, es muy importante cuestionar la posición de los economistas, que deben centrarse en encontrar políticas que pueden disminuir los riesgos de causar más dolor, incertidumbre y mayores probabilidades de muertes en la población. Cómo menciona Emile Phaneuf
“la COVID-19 causa muertes, pero también lo hacen los cierres, aunque es algo más difícil de verlas en el último caso.”
La mayoría de teorías económicas modernas hablan de la importancia de fomentar lazos e cooperación entre países donde por medio de la globalización exista una especialización de las labores con el fin de que los más de 7000 millones de habitantes puedan sobrevivir en comunidad. Este trabajo de alguna persona al otro lado del mundo es sólo un ejemplo que demuestra que todos estamos trabajando para gente que no conocemos y estamos siendo apoyados por el trabajo de algún desconocido.
No es sólo que la gente necesite dinero como fruto de su trabajo para comprar comida a fin de sobrevivir, tampoco es sólo que las políticas inflacionarias y la alta deuda, altamente destructivas adoptadas por los gobiernos de todo el mundo en respuesta a la COVID-19 signifiquen que toda la población sufrirá mucho financieramente, lo que tiene un empuje descendente en la esperanza de vida humana y un empuje ascendente en las tasas de mortalidad infantil. Además, no sólo habrá más muertes causadas por la depresión, por la pérdida del empleo, los suicidios, el abuso de sustancias y otras causas similares.
No es posible saber hasta qué punto los factores económicos, como contribuyentes de mano de obra, capital e ideas, contribuirán de forma individual para conectarse a esa intrincada y delicada "red de interconexión" a través de los cierres impuestos por los gobiernos.
¿Acaso es posible responder a la alta demanda de piezas electrónicas para instrumentos médicos de cualquier mercado en todo mundo?
La realidad que los pequeños productores, no son capaces de conocer todas las formas en que sus productos se utilizan en última instancia en los productos finales, difícilmente estarían en condiciones de presionar a sus respectivos gobiernos para que les permitan continuar la producción como empresas "esenciales" aprobadas durante los cierres. Como resultado, ha sido evidente la escasez de equipo médico, lo que es particularmente contraproducente para la actual pandemia.
Para ser claros, la forma de pensar económica no nos lleva a desfavorecer dogmáticamente los cierres por el simple hecho de encontrarlos inconvenientes. Lo que hace el pensamiento económico es mover más allá de pensar en términos de las consecuencias inmediatas para considerar también las consecuencias a largo plazo. Lleva nuestra atención más allá de lo que los jefes de Estado ven y reportan fácilmente cada noche en la televisión y nos hace considerar también lo que no se ve: incluyendo las muertes causadas por los encierros.
Retomando las palabras de Phaneuf :
“No podemos sustentar la vida de 7.600 millones de humanos en la Tierra si no se nos permite producir. Se necesita una aldea global para que todo funcione, no el "diseño inteligente" de meros mortales en los pasillos del poder.”
Por: Jhon J. Arteaga Rojas
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